Mares contaminados.
Los
océanos ocupan el 70 por ciento de la Tierra, pero hasta hoy se conoce muy poco
sobre la vida en las regiones más recónditas. Los oceanógrafos aseguran que hay
por lo menos dos millones de especies, desconocidas, en las profundidades de
los mares.
Irónicamente,
hay pocas noticias sobre los descubrimientos en las fronteras marinas, mientras
abundan las investigaciones científicas sobre las agresiones infringidas a los
océanos por la acción humana.
Una situación
agravada continuamente, en los mares, es
la presencia de materiales ajenos de distinto origen: biológico, químico y físico; por distintas causas, para finalmente considerar que el mar es el
vertedero final que todo procesa, que todo desaparece.
Sin embargo esta
situación está llegando a un límite y,
en algunas instancias se están buscando soluciones de distinto
orden, nuevos materiales a otras
opciones de consumo.
Se estima que existen 5,25 billones de piezas de desechos de plástico en el océano, que matan a un millón de animales cada año. Ayuda a hacer la diferencia.
El inicio de esta preocupación se da a consecuencia, entre otras de la expedición española de 2010 a 2011 que recorrió los mares del mundo, estudiando el impacto del cambio climático en la vida marina. Se obtuvieron muestras en distintos lugares, cerca de la costa a miles de km de la misma y a distintas profundidades, de la superficie hasta 4 mil m. Al analizar las muestras encontraron una constante: plástico.
Se estima que existen 5,25 billones de piezas de desechos de plástico en el océano, que matan a un millón de animales cada año. Ayuda a hacer la diferencia.
El inicio de esta preocupación se da a consecuencia, entre otras de la expedición española de 2010 a 2011 que recorrió los mares del mundo, estudiando el impacto del cambio climático en la vida marina. Se obtuvieron muestras en distintos lugares, cerca de la costa a miles de km de la misma y a distintas profundidades, de la superficie hasta 4 mil m. Al analizar las muestras encontraron una constante: plástico.
En el 2013 se
dibujó el primer mapa global de contaminación por plástico. Se identificaron cinco zonas “plásticas” en
el mundo, los llamados giros
(zonas centrales de los mares):
i.
Pacífico
Norte
ii.
Pacífico Sur.
iii.
Atlántico Norte.
iv.
Atlántico Sur.
v.
Océano Índico.
Según
un estudio realizado por Greenpeace, la concentración de material plástico en
las aguas alcanzó niveles inéditos en la historia.
En
los últimos meses, embarcaciones de Greenpeace escudriñaron decenas de regiones
de los mares investigando muestras de vida marina. Los científicos descubrieron
que la contaminación por plásticos, antes se limitaba a ciertos puntos, pero
hoy es omnipresente en las aguas de los mares del mundo entero.
“Es
absolutamente chocante cuando se navega en medio de la nada, a miles de
kilómetros de la costa y se descubre una alta concentración de plásticos en el
agua”, sostiene el científico inglés Adam Walters, uno de los investigadores
que viaja a bordo de los barcos de Greenpeace. Según el programa ambiental de
Naciones Unidas existen 46.000 fragmentos de plástico cada 2,5 kilómetros de
superficie oceánica. Eso significa que la sustancia es la responsable del 70
por ciento de la contaminación marina.
La
primera víctima de los depósitos plásticos en el mar es la vida animal. Se
calcula que 267 especies, principalmente pájaros y mamíferos marinos se comen
los residuos plásticos o llevan el alimento a sus crías. Hace seis años, una
ballena blanca fue hallada muerta en las costas de Normandía, Francia, con 800
kilos de desechos plásticos en el estómago. En regiones como California es muy
común encontrar tortugas, leones marinos y focas muertos por la ingesta de
plásticos. El atolón de Midway, cercano a Hawái, es el símbolo máximo de la
tragedia que causa el plástico en los mares.
Por
capricho de las corrientes marinas, el atolón recibe diariamente todo el
plástico proveniente del Japón y de la costa oeste de Estados Unidos. La basura
de Midway provoca la muerte de la mitad de los 500 mil albatros que nacen en el
atolón y que confunden el plástico con comida.
El
plástico del tipo de PVC, empleado en botellas, juguetes y una infinidad de
artefactos domésticos puede contener compuestos de estaño, que resulta
altamente tóxico para moluscos y peces. Esas sustancias, que llegan al mar por
las lluvias que se han originado en rellenos sanitarios, causan alteraciones
hormonales que modifican el sistema reproductivo y disminuyen la tasa de
fertilidad de los animales.
Los
mismos compuestos a base de estaño están presentes en algunos tipos de pintura
utilizados para proteger el casco de barcos y navíos. “Esas pinturas fueron
eliminadas en algunos países, pero siguen siendo utilizadas por otros”, comenta
el biólogo Alexander Turra, de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil.
El
plástico hallado en los océanos no es solo aquel que va quedando en las playas,
como vasos y recipientes de bebidas. Una de las principales amenazas proviene
de piezas casi invisibles, los llamados “pellets”, bolitas con medio centímetro
de diámetro, utilizados como materia
prima en las industrias. El mundo produce actualmente 230 millones de toneladas
de productos plásticos por año, contra cinco millones en la década de los 50.
Los
“pellets” llegan a los océanos por medio de los barcos que los utilizan para
limpiar sus tanques. Esas bolitas tienen una gran capacidad de absorción de
contaminantes. Sólo una de ellas puede concentrar un millón de veces más
contaminantes que el agua donde se depositan, envenenando la vida marina.
Investigadores de la Universidad de Sao Paulo mostraron que en la costa del
litoral brasileño, cada medio metro cúbico de arena de playa contiene 20 000
“pellets”.
Recientemente
investigadores de Estados Unidos, Inglaterra y Canadá realizaron un mapa del
impacto de la acción humana sobre los mares. De acuerdo al estudio, apenas
cuatro por ciento de las regiones oceánicas en el mundo –localizado en los
polos– ha sido inmune al destrozo de los hombres. Y nada menos que 40 por
ciento de las regiones registran interferencia humana de alta o mediana
intensidad.
“El
interés por el tema aumentó considerablemente en la última década, después que
los científicos notaron la profunda alteración de los océanos”, según el
ecologista Benjamín Halpern de la Universidad de California, quien coordinó el
estudio. Para llegar a esa conclusión, los investigadores recolectaron
registros sobre una serie de variables como polución, actividad pesquera,
ocupación de zonas costeras, en diversos puntos del planeta. Otro estudio
divulgado a comienzos de mes por el Programa del Medio Ambiente de Naciones
Unidas, indica que tres cuartas partes de las regiones pesqueras del mundo
están amenazadas por el impacto de la acción humana.
Como
grandes regiones pesqueras se encuentran cercanas a la costa, sufren los
efectos del crecimiento desenfrenado en las playas. Con eso es bastante, según
el estudio de la ONU que sostiene que la pesca predatoria amenaza a 80 por
ciento de las principales especies de peces comercializadas. La industria de la
pesca captura 2,5 veces más peces de lo que pueden reproducirse.
Anualmente
llegan cerca de 8 millones de toneladas de plástico, China, Indonesia y Filipinas encabezan la
lista de países “arrojadores de plástico” y los 20 primeros –presentes en Asia
y África- son responsables del 83% del plástico que termina en el mar. En México,
en distintas playas se encuentran evidencias plásticas: bolsas de
distinto tipo, botellas de pet,
los “aros” de los six-pack de
bebidas enlatadas y otros. Están aumentando las evidencias indirectas de
la presencia del plástico en el mar,
los animales que mueren y llegan a las playas con diversos tipos de
plástico; con un agregado nocivo: los materiales se degradan y alcanzan
tamaños menores de 1 cm, lo que
facilita su ingesta por distintos animales con consecuencias nefastas, en primer lugar para los organismos sino para
los humanos, cuando ingieren distintos
organismos de origen marino: peces,
moluscos, crustáceos que consumieron los plásticos y los transferirán a los
consumidores, una situación no o poco
estudiada.
Hay
diversas propuestas para limpiar los océanos,
una cuestión relativa es el costo y la eficiencia; así es que la percepción más razonables es
la del manejo en tierra de dichos materiales.
A finales de 2015, la Comisión
Europea propuso un sistema circular para que los materiales se Reutilicen, Reparen, Renten, Reciclen. Teóricamente, la basura desaparece.
Una
parte importante de los residuos plásticos son envases de distinto tipo, en Europa se estima que se recicla alrededor
de 25%. Un proyecto español, implica un “depósito” por producto
adquirido, el cual se reembolsará al
devolver el envase vacío, pudiendo ser
en locales diferentes del de compra.
Por
otra parte en Singapur, se estudia el
desarrollo de un nuevo material el llamado shrilk, material flexible, resistente y degradable. Este material es una combinación de quitina
con proteína de la seda. Se están
desarrollando algunos artículos, además
de envases. Pero difícilmente ésta será
la solución.
También se conoce un proceso para convertir diversos plásticos recuperados del mar en hilo para convertirlos en tela y después en prendas de vestir con un señalamiento de recuperación ecológica.
Este tipo de acciones se ven insignificantes e irrelevantes, pero son evidencia de que un cúmulo de acciones pueden coadyuvar a lograr la recuperación de nuestro mares. No olvidemos que la Tierra es nuestra casa, no podemos mudarnos, al menos ahora, así que la cuidamos o ...... la cuidamos.
También se conoce un proceso para convertir diversos plásticos recuperados del mar en hilo para convertirlos en tela y después en prendas de vestir con un señalamiento de recuperación ecológica.
Este tipo de acciones se ven insignificantes e irrelevantes, pero son evidencia de que un cúmulo de acciones pueden coadyuvar a lograr la recuperación de nuestro mares. No olvidemos que la Tierra es nuestra casa, no podemos mudarnos, al menos ahora, así que la cuidamos o ...... la cuidamos.
La contaminación plástica es uno de los muchos problemas que enfrenta el
mundo y que demandará acciones decisivas y definitivas, procurando evitar situaciones como el
Tratado de Kyoto –en el calentamiento global-.
No habrá una solución simple, sino
implicará un trabajo interdisciplinario y con metas en distintos campos como
agrícola, hidráulico, construcción, embalaje, entre otros.
Igualmente las soluciones deben implicar opciones financieras atractivas
como condonación o recuperación de impuestos,
impuestos “verdes”, bonos gubernamentales y regionales.
El punto relevante es el tiempo disponible, ya que el retraso en la solución será en
contra de la naturaleza y de los humanos mismos; esta será una tarea combinada desde el
individuo, y no sólo el costero, el sector educativo, el sector marítimo –incluyendo el pesquero-, la
industria, el comercio, las instancias
de investigación y desarrollo.
Esta finalmente será una acción de sobrevivencia, aunque debiera considerarse como una de
respeto de los humanos por la naturaleza,
no se debe olvidar que la naturaleza puede tomar decisiones muy
complicadas que los humanos pagan muy caro.
Fuentes:
National Geographic.
El País Semanal.
Comentarios
Publicar un comentario