Ciclo de Vida

El País,  el periódico español,  en una edición reciente publicó una columna que tituló Compás,   en la cual el autor revisa el ciclo de vida de una persona cualquiera;  la sucesión puede ser ligeramente diferente pero el grueso del proceso es igual,  como me dijo el profesor de Biología de la secundaria.   Nacer - Crecer - Reproducirse - Morir.  

Ciclo de Vida

             
Uno de los temas de reflexión derivados de la lectura es la rapidez con que se presentan los sucesos y como envejecemos y el descuido -no se me ocurre otro término- de desperdiciar las oportunidades de hacer cosas relevantes,   una expresión que, creo, describe bien esto es lo que dijo J Lennon:   La vida es lo que pasa mientras hacemos planes!

J Lennon

Al nacer, todo su espacio se reduce a las medidas de la cuna 80 x 60 cm.   Se abre el compás.   A los 6 meses gatea por la habitación y al cumplir el primer año aprende a caminar.  A medida que el tiempo avance,  el espacio comenzará a expandirse.  El triciclo en el jardín,  la guardería, la bicicleta en el parque, la primera visita a la heladería de la esquina.  A continuación llegarán los viajes de vacaciones con los padres, la primera excursión con los compañeros del colegio y después de descubrir la ciudad y de recorrer el paisaje de la niñez,  durante la adolescencia se querrá pasar los horizontes soñados.   Según vaya en la vida,  el espacio se va a acomodar a la ambición hasta el punto que si se convierte en una persona de éxito,  el mundo va a parecer pequeño.   Aeropuertos, hoteles internacionales,  anchos mares, fiestas en países exóticos, citas empresariales en los cinco continentes.   Al llegar a la plenitud de los 50 años el espacio habrá abierto el máximo compás desde la cumbre de la edad,  pero un día, el espacio comenzará a contraerse en la medida que se acumula la edad.  La curva de bajada se hará evidente cuando se empieza a creer que se ha visto todo y que nada será capaz de sorprender a esa edad.   Primero se dejará de viajar en avión,  luego  dará pereza salir de noche,  cualquier fiesta parecerá aburrida,  empezará a soñar con una casa en el campo,  el sillón de orejas será la barricada frente al televisor.   De pronto descubrirá que apenas necesita para vivir las cuatro paredes de aquella habitación en la que de niño aprendió a gatear.  Finalmente el tiempo,  como una boa constrictora,  dará el último espasmo y el espacio retrocederá hasta convertir aquella lejana cuna en una caja de pino de dos metros por uno.  ¿Para qué más?