A propósito de la Muerte

Los pasados días 1 y 2 de noviembre se celebró en México el Día de Muertos (el 1 para los niños y el 2 para los mayores).

Yo tengo un cúmulo de seres cercanos y queridos,  por familia o por elección,  que ya no están.   Esto creo sensaciones temporales de la falta por la ausencia;   aunque después de un tiempo,  percibo que físicamente no están pero, de algún modo,  siguen cercanos a mi.    En algún momento pensé:  "debo empezar a chochear",  pero creo que pasa algo diferente;   no sé si sea mi percepción,  mi creencia o mi deseo de percibirlos de un modo no alejado,  como que están accesibles,  cercanos;   esto es particularmente con los más apegados como mis padres.

Mi contacto con la muerte inicio con relatos después de la cena en la casa de mis abuelos maternos,   Don Vicente contaba en la cocina,   relatos diversos de sucesos que le habían contado o que había vivido.    Casi todos implicaban muertos, aparecidos,  sobrenaturales o malos,  de a deveras.   Sin embargo me sonaban como cosas que le pasaban a otras personas,   nosotros como niños estábamos por encima de estas "mundalidades".   Sin embargo a los 6 años,   me alcanzó el primer impacto:  falleció mi tía Chuchis por un problema reumático y joven aún;   sin embargo lo viví como la ausencia y pronto se convirtió en un recuerdo grato de un ser querido que ya no estaba.

En el ínter,   también desaparecieron seres cercanos y queridos,   algunas mascotas,   aunque estos casos los superaba menos lento y menos doloroso,  normalmente había uno o dos más e igualmente queridos.

Al ir creciendo mis desaparecidos fueron creciendo:  Don Vicente, Doña Celsa, Doña Agustina (abuelos maternos y  paterna),  Don Mauro y .........   Empezó a crecer la conciencia de la muerte,   junto con la educación avanzada,  nuevos amigos, nuevos maestros, lecturas iniciáticas y nuevos razonamientos.

Alguien escribió que la inocencia se pierde cuando cobramos conciencia de la muerte,   yo creo que es un grado de madurez completa:   saber que soy mortal y que la muerte me alcanzara en cualquier momento y saber que no se puede hacer absolutamente nada para cambiar esto.    Por ello,  trato de vivir sin dejar pendientes,  aunque a la que amo plena e incondicionalmente,  me asignó uno que no tengo la MPI [-la mínima posible idea-;   los majaderos dicen que significa otra cosa,   yo no sé,  así que no opino!] de como solucionarlo y/o por qué o cómo resulté premiado? 

Y las explicaciones para los otros y para mi.   Hasta que me empiezan a alcanzar las perdidas realmente cercanas y,  empiezan nuevos conocimientos,  sentimientos, tristezas y dolores.

En otro orden,  un tipo diferente de perdida, pero igualmente cercana se produjo cuando empezaron las desapariciones de compañeros de escuela superior.   Finalmente llegamos al último grado 19 personas,   de estas sé con certidumbre de la muerte de 4:  Jorge, Ricardo, Juan y Antonio.   En los comentarios cercanos la pregunta evidente fue:  ¿por qué?.   Por qué ellos,  por qué en esas circunstancias,  por qué en ese momento,   por qué?   Otro comentario,  fue sobre nosotros -los sobrevivientes-,  ¿cuándo?

En estos tiempos de incertidumbre sólo queda esperar y, algo que hemos comentado, tenemos que aprovechar el tiempo que nos quede, vivir  razonable y coherentemente,  procurar que la experiencia vivida sea de provecho,  platicando con quien quiera escuchar -si les sirve y les es útil-.   Aunque recién he empezado a notar que me comporto como lo que dije que no haría,  por ello creo que lo que queda es procurar aprovechar el tiempo,  tengo lecturas, música y películas pendientes.

Así pues espero que la reflexión propia sea provechosa y si contribuye en algún grado a la comprensión y reflexión,  que bueno,  si no espero que hayan detectado los errores ortográficos y gramaticales;  esperando los compartan para aprender.

Así como dirían los honorables Oaxaqueños: 

Para todo mal Mezcal,  para todo bien,  también.   (Qué brillantes son los oaxaqueños!)












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