Mi Mamá.
El 10 de mayo, se dice, hay que celebrar a las Mamás; de siempre he considerado que no, esto se debe hacer TODOS los días de nuestras vidas.
Mi mamá me dió la vida.
Mi mamá me cuidó los primeros meses de mi vida, no sólo la rutina, sino en dos o tres situaciones en que las cosas se complicaron. Mi mamá estuvo a mi lado.
Mi mamá me alimentó.
Mi mamá me aseó.
Mi mamá me enseñó a vestirme.
Me enseñó las primeras letras (El silabario de San Miguel).
Me enseñó las palabras mágicas: Buenos días, Por favor, Con permiso, Gracias.
Me enseñó los valores fundamentales de mi vida: Verdad, Respeto, Honestidad, Responsabilidad, Amor, Familia, Compromiso. Disciplina, Lealtad, Rectitud.
Me enseñó que debía ir a la escuela, aunque estaba mejor con ella (que con la Maestra Tomasita),
Me enseñó la disciplina, de la mano al cinto; mesurada pero inflexible.
Me enseñó que debía hacer mi tarea, salvo cuando me veía completamente perdido me ayudaba.
Me enseñó el amor incondicional.
Me quiso a pesar de ser yo.
Podría seguir enlistando todas las cuestiones que considero muestran lo que mi Mamá hizo por mi, lo anterior evidencía lo relevante que fue, es y será en mi vida, aún y cuando ya esté en otro lugar, sé que me quiere y como la Tercera Ley de Newton: La amo y la querré hasta el fin de mi vida en la misma magnitud y en sentido contrario.
Uno de mis libros fundamentales es el titulado: Mi Mamá Me Ama.
Las Mamás son la evidencia de que Dios nos ama.
Así que del 1 de enero al 31 de diciembre, para mi son Día de la Madre.
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