Halcones. Jueves de Corpus

 Este 10 de junio se recuerda la masacre del jueves de corpus o el llamado halconazo.   Hoy hace 44 años, un grupo paramilitar  conocido como "Halcones" reprimió una manifestación de estudiantes en la que murieron y desaparecieron decenas de jóvenes, se llegó a hablar de hasta 120 muertos.
En 1966 el coronel Manuel Díaz Escobar fue enviado por el entonces secretario de gobernación Luis Echeverría, al Departamento del Distrito Federal para crear el grupo paramilitar "Los Halcones", financiado por el gobierno y encabezado por el regente capitalino, Alfonso Martínez Domínguez. Su labor era reprimir cualquier manifestación de todo movimiento que criticara al gobierno.
La modificación de la ley orgánica de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) a finales de 1970, en la que se propuso una mayor participación de los estudiantes y maestros para elegir al rector, provocó un desacuerdo del gobierno y obligó a que se aprobara una nueva ley en la que se eliminaba la autonomía.
Esta situación y la disminución del presupuesto a la Universidad generó un descontento ente la comunidad universitaria e iniciaron una huelga- La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) se sumaron a esta manifestación y convocaron a una marcha masiva en apoyo a la Autónoma de Nuevo León el jueves 10 de junio de 1971.
Desde sus primeros días de gobierno, el presidente Luis Echeverría Álvarez anunció reformas de apertura democrática en el país. Inmediatamente permitió el regreso de algunos líderes del movimiento estudiantil de 1968 exiliados en Chile y la excarcelación de muchos otros presos desde hacía dos años (En abril de 1971 la prensa habló de próximas reformas educativas y pronto resurgieron en el ámbito político personajes como José Revueltas y Heberto Castillo, encarcelados dos años y medio atrás). Los estudiantes estaban entusiasmados y creyeron que habría oportunidades para regresar a las calles a manifestarse en contra del gobierno. El conflicto en la Universidad Autónoma de Nuevo León les dio una razón más para hacerlo: A finales de 1970 profesores y estudiantes de la universidad presentaron una ley orgánica que proponía un gobierno paritario y en marzo de 1971 llegó Héctor Ulises a la rectoría bajo esta nueva ley. El gobierno estatal, en desacuerdo, redujo drásticamente el presupuesto, lo que disgustó a los universitarios, y obligó al Consejo Universitario a aprobar un nuevo proyecto de ley que prácticamente suprimía la autonomía de la institución. Los universitarios comenzaron una huelga y se pidió solidaridad a las demás universidades del país. La Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional inmediatamente respondieron y los estudiantes convocaron a una manifestación masiva en apoyo a Nuevo León el día 10 de junio.


La marcha que comenzó en el Casco de Santo Tomás, seguiría por la calzada México-Tacuba hasta al Zócalo capitalino, pero el cuerpo de granaderos de la policía impidió el paso, mientras desplegaron al grupo de Los Halcones.
Mientras los jóvenes se encontraban en las inmediaciones de la estación del metro Normal estalló una granada y después aparecieron grupos armados, tanques antimotines, camiones de bomberos y patrullas, produciéndose un enfrentamiento, el cual duró aproximadamente dos horas.
 “Los halcones” atacaron brutalmente a los estudiantes, que intentaron inútilmente esconderse de los jóvenes armados. La policía no intervino porque no tenía órdenes de hacerlo y permaneció como espectadora permitiendo la masacre. El número de muertos fue sin duda superior a 30.


El terrible saldo de la manifestación desanimó a muchos estudiantes, pero también propició que se radicalizaran otros más, quienes más tarde formarían parte de las organizaciones guerrilleras urbanas. Los estudiantes en 1971 demandaban especialmente la democratización de la enseñanza, el control del presupuesto universitario por los alumnos y profesores y que éste representara un 12% del PIB, así como libertad política donde obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales gozaran de libertades democráticas reales.

El presidente, Luis Echeverría Álvarez, se desligó de los hechos; pero nunca aclaró la situación que fue siempre negada oficialmente. De los hechos sangrientos nunca nadie se responsabilizó y mucho menos fue llevado ante la justicia. 
Esa misma noche, elementos del ejército resguardaron el Palacio Nacional y el entonces presidente Luis Echeverría anunció una investigación sobre la matanza y afirmó que castigarían a los culpables.
Alfonso Martínez Domínguez, regente de la ciudad, y Julio Sánchez Vargas, procurador general, negaron que hubiera Halcones y los jefes policíacos culparon a los estudiantes de haber creado grupos extremistas dentro de su propio movimiento, quienes finalmente habrían atacado a sus compañeros.
La ahora inexistente, Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femossp), abrió una investigación contra el ex presidente Luis Echeverría por el delito de genocidio. Sin embargo, la justicia desestimó el cargo y eximió al ex mandatario, funcionarios y jefes militares implicados en la causa.
Días después de la matanza, el coronel Manuel Díaz Escobar, entonces subdirector de Servicios Generales del Departamento del Distrito Federal, compareció ante la PGR declaró que "como cualquier ciudadano, por medio de la prensa supo de la existencia de personas a quienes la imaginación popular los ha denominado halcones, pero en caso de existir, no tenían nada que ver con la oficina a su cargo".
El 22 de junio, el entonces procurador general de la República Julio Sánchez Vargas ofreció una conferencia de prensa en la que afirmó: “del Departamento del Distrito Federal, las pruebas que he recogido, las declaraciones que me han sido aportadas, el 30 de noviembre del año pasado (1971), dejó de prestar sus servicios en el departamento el personal eventual que se encargaba de la vigilancia de edificios e instalaciones en el DDF. No tengo ningún elemento de prueba de que posteriormente a esa fecha, oficialmente ese grupo haya prestado servicios en el Departamento y después del 10 de junio el grupo o grupos a que hace mención (halcones) han desaparecido, o cuando menos han dejado de actuar”.

Tenía razón Sánchez Vargas, al paso de los días y de manera concreta el 14 de enero de 1972, la Dirección Federal de Seguridad tomó declaración a un halcón, quien narró que Díaz Escobar era el jefe máximo del grupo; que había seleccionado a los 40 mandos para ser capacitados en Francia, Estados Unidos, Inglaterra y Japón, todos ellos ex militares y específicamente ex integrantes de la Brigada de Fusileros Paracaidistas, grupo de donde surgió el general José Hernández Toledo, mando militar el 2 de octubre en Tlatelolco, y también Manuel Díaz Escobar, El Zorro Plateado o El Maestro.


Asimismo, que los “pilares” de los halcones eran militares provenientes de la Brigada de Fusileros Paracaidistas, como Víctor Manuel Flores Reyes, Rafael Delgado Reyes, Sergio San Martín Arrieta, Mario Efraín Ponce Sibaja y Candelario Madera Paz. Todos se convirtieron en instructores del grupo y posteriormente en delincuentes, que al no tener ingresos comenzaron a robar, ya que su último pago lo recibieron el 11 de junio, día en que su jefe les ordenó desmantelar todos los campos de entrenamiento y desaparecer del Distrito Federal.

Varios de los halcones, como algunos de los mencionados anteriormente, fueron detenidos tras robar algún banco o comercio, y relataron, entre 1972 y 1975, su participación en el grupo, en la matanza del 10 de junio y cómo las órdenes provenían desde los más altos mandos del Departamento del Distrito Federal por conducto de Díaz Escobar, y que éste había llegado a ese cargo por orden de Luis Echeverría, desde que fungía como secretario de Gobernación.

Pero en 1972, uno de los integrantes de los "Halcones" narró que Díaz Escobar era el jefe máximo del grupo; que había seleccionado a los 40 mandos para ser capacitados en Francia, Estados Unidos, Inglaterra y Japón.
El hoy general en retiro Manuel Díaz Escobar cobró salarios hasta febrero de 1973 en el Departamento del Distrito Federal. El día 15 de ese mes fue enviado como agregado militar a Chile.

El juicio relativo al Jueves de Corpus concluyó formalmente el 26 de julio de 2005, luego que la magistrada del quinto tribunal unitario con sede en la ciudad de México, Antonia Herlinda Velasco Villavicencio, negara las órdenes de aprehensión solicitadas en contra del ex presidente Luis Echeverría y el ex secretario de Gobernación Mario Moya Palencia, por el delito de genocidio. En julio de 2005 se cerró la investigación relacionada al jueves de corpus, exculpando al ex presidente Luis Echeverría y a quien fuera secretario de gobernación Mario Moya Palencia.

Sin embargo, desde 1985, según esta magistrada, habían prescrito los delitos que en su consideración se cometieron: homicidios y lesiones. 

COMENTARIOS
Viví tangencialmente este hecho,   cursaba ya el 4º año de la licenciatura y el 68 estaba cercano,  mi perspectiva empezaba a cambiar.   El jueves de la manifestación fui a la escuela (Nacional de Ciencias Biológicas) por un laboratorio,  terminé cerca de las 4 de la tarde,   con otros compañeros vimos todos los preparativos y pensamos que todo les salga como necesitan.
Dado el termino de las tareas que teníamos acordamos ir al cine al centro por lo que fuimos al metro,  ya en el trayecto vimos que la estación Normal estaba cerrada –no paró- y jóvenes y policías;  golpes y patadas sin respuesta.   Afuera la situación eran balas,  bastonazos de kendo y demás artículos de uso de golpeadores.   
Al día siguiente,  creo que sólo Excélsior –el de Scherer- hizo una valoración de los hechos,  los demás creo recordar mencionaron confrontación entre grupos rivales y basura de ese tipo.   Echeverría declaró que en 40 días habría resultados.   Salvo personas serias que hicieron su trabajo:  antecedentes,  génesis, evolución y presentación de los halcones;  causas de su origen;  motivos para soltarlos como perros de presa;  consecuencias políticas, económicas y sociales de la masacre y más.   El gobierno de LEA se olvidó o no quiso reconocer su culpabilidad y responsabilidad y lo mejor,   siguió en su impunidad y todo lo que nos robó y en su vida imperial.  
Creo que este fue el inicio de una parte de la vida de México,  negra, triste, gris, mediocre, maldita en que nos sumieron en un pozo negro, profundo y nauseabundo,   en mi caso apenas recuperé un poco del futuro que preví al terminar la escuela.   
Siguió el de las patillas,   otro afectado de antimexicanismo que siguió la tarea de acabar con México,   entre otros su economía,  con el agravante del descubrimiento de yacimientos enormes de petróleo.     Entró el rey de las princesas,  buscando corregir la situación,  pero volvimos a caer.   La historia continuó.  

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