El Día internacional de los Trabajadores, el Primero de
Mayo, es la fiesta del Movimiento Obrero Mundial.
Desde su establecimiento en 1889 es una jornada de lucha
reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago que fueron
ajusticiados por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho
horas que culminaron en la huelga del 1º de mayo de 1886 en los Estados
Unidos (EU), hecho que fue el origen de que dicha celebración se lleve a cabo
es esa fecha.
En EU no se celebra esta conmemoración, la celebración se
realiza el primer lunes de septiembre realizada desde 1882 a propuesta de la
Central Labor Union. Esta celebración
ha sido apoyada por patrones y gobierno para distorsionar el sentido y el
origen de este suceso.
Los hechos que dieron lugar a esta celebración están
contextualizados en los albores de la revolución industrial en los Estados
Unidos. A fines del siglo XIX Chicago era la segunda ciudad de EU. Del
oeste y del sudeste llegaban cada año miles de ganaderos desocupados, creando
las primeras barriadas humildes que albergarían a cientos de miles de
trabajadores. Además, llegaron emigrantes venidos de todo
el mundo a lo largo del siglo XIX.
La reivindicación de la jornada laboral de 8 horas. Una
de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8
horas. En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un
movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho
horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas,
salvo caso de necesidad.
La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble
Orden de los Caballeros del Trabajo, pero
tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación
Estadounidense del Trabajo), de origen anarquista. En su cuarto congreso, realizado el 17 de
octubre de 1884, había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la duración
legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas. En caso de no obtener respuesta a este
reclamo, se iría a una huelga. Recomendaba
a todas las uniones sindicales a tratar de hacer promulgar leyes con ese
contenido en todas sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de
todas las organizaciones, que veían que la jornada de ocho horas
posibilitaría obtener mayor cantidad de puestos de trabajo (menos
desocupación). Esos dos años acentuaron el sentimiento de solidaridad y
acrecentó la combatividad de los trabajadores en general.
En 1886, el presidente de Estados Unidos Andrew Johnson
promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo
diarias. Al poco tiempo, 19 estados sancionaron leyes
que permitían trabajar jornadas máximas de 8 y 10 horas (aunque siempre con
cláusulas que permitían hacer trabajar a los obreros entre 14 y 18 horas). Las condiciones de trabajo eran similares,
y las condiciones en que se vivía seguían siendo insoportables.
Como la Ley Ingersoll no se cumplió, las organizaciones laborales y sindicales de
EU se movilizaron. La prensa
calificaba el movimiento en demanda de las ocho horas de trabajo como
"indignante e irrespetuoso", "delirio de lunáticos poco
patriotas", y manifestando que era "lo mismo que pedir que se pague
un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo".
La convocatoria de huelga. La
Noble Orden de los Caballeros del Trabajo remitió una circular a todas las
organizaciones adheridas donde manifestaba: "Ningún trabajador adherido
a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo ya que no hemos dado ninguna
orden al respecto". Este comunicado fue rechazado de plano por todos
los trabajadores de EU y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la
Noble Orden por traidores al movimiento obrero.
En la prensa del día anterior a la huelga, el 29 de abril
de 1886, se podía leer: "Además de las ocho horas, los trabajadores van
a exigir todo lo que puedan sugerir los más locos anarco-socialistas".
El New York Times decía: "Las huelgas para obligar al cumplimiento de
las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir
el comercio y frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no
lograrán su objetivo". El Philadelphia
Telegram decía: "El elemento laboral ha sido picado por una especie de
tarántula universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en
estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de ocho
horas". El Indianápolis Journal
decía: "Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas
de trúhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero
engañados, las huelgas y amenazas de violencia, señalan la iniciación del
movimiento".
El día 1 de mayo, la huelga. El
1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga, mientras que
otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro.
En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran
mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los
días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la de maquinaria
agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían
descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base de
esquiroles. El día 2 la policía había disuelto violentamente una
manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una
concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el
anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas.
Los concentrados se lanzaron sobre los
scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin
aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6
muertos y varias decenas de heridos
Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un
acto a las 19.30 en el parque Haymarket. A las 21.30 el alcalde, quien estuvo
presente en el acto para garantizar la seguridad de los obreros, dio por
terminado el acto. Pero el mismo siguió con más de 20.000 personas. El inspector de la policía John Bonfield
consideró que habiendo terminado el acto se debía desalojar el parque. Al mando de 180 policías uniformados inició
el desalojo, de repente estalló entre
los policías un artefacto explosivo que mató a un oficial e hirió a otros. La policía disparó sobre la multitud,
matando e hiriendo a un número desconocido de obreros. En la ciudad se declaró el estado de sitio y
el toque de queda, y en los días siguientes se detuvo a centenares de
obreros, los cuales fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del
policía. Se realizaron cantidad de allanamientos y se fabricaron
descubrimientos de arsenales de armas, municiones, escondites secretos y
hasta "un molde para fabricar torpedos navales".
El juicio. La Prensa reclamaba un juicio sumario por parte de la
Corte Suprema, y responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras
prominentes del movimiento obrero. Se continuó con la detención de cientos de
trabajadores en calidad de sospechosos.
El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31
responsables, siendo luego reducido el número a 8. El juicio fue una farsa
del principio al fin, violándose todas las normas procesales de forma y de
fondo, mientras la prensa la apoyaba publicando de manera sensacionalista que
todos los acusados debían ser ahorcados. A pesar de no haberse probado nada
en su contra, los ocho de Chicago fueron declarados culpables, acusados de
ser enemigos de la sociedad y el orden establecido. Tres de ellos fueron
condenados a prisión y cinco a la horca.
Consecución de la jornada laboral de ocho horas. A
finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la
jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal,
que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó: "Jamás en la
historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas
industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha
impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes,
cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación
sindical".
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La
situación prevaleciente en ésos días era igual de complicada para los
trabajadores en la mayoría de los países,
no olvidar el panorama en México y las huelgas de Cananea (1906), Rio Blanco (1907); por condiciones igualmente injustas dado que
el “ejemplo” de los estadunidenses no permeó a México. Sin
embargo este suceso marcó una situación fundamental para los trabajadores; las condiciones laborales que permitan un panorama
adecuado tanto para la empresa como para los trabajadores. En tanto no haya esta situación, las relaciones serán desventajosas
originando el deterioro de la relación obrero-patronal.
En México se presentan un gran número de situaciones
adversas para los trabajadores debido a la legislación laboral así como al
sindicalismo mexicano, que vela por los
beneficios de los líderes (la maestra,
ahora en desgracia pero que dejo una enseñanza terrible para la
manipulación de uno de los sectores clave para el país y que sirve a intereses
“oscuros” –como dirían en mi tiempo- sin embargo está su contraparte la cnte
que manipula al estado: del
presidente a los niños que debieran ser
su preocupación fundamental, Napo con
los mineros, Esparza con el SME, Romero Deschamps con los petroleros; como los más evidentes o notables, pero cuantos sindicatos, centrales,
confederaciones (ustedes identifiquen) esquilman, amenazan, transan a pequeñas
o micro empresas para permitirles trabajar? y nadie, absolutamente nadie los defiende-. Igualmente están los trabajadores del
campo, recuerden un suceso reciente de
jornaleros en San Quintín en Baja California;
que pedían mayor sueldo y pago por caja producida (de fresa); que en casos dramáticos están los llamados “bandereros”
que señalan al avión fumigador en dónde se termina el predio, pero no cuentan con protección alguna –provista
por los empleadores- y reciben, literalmente, baños de plaguicida y en el mismo
campo, las legiones de familias completas
que van de región en región para la cosecha del producto que se trate y
todos, TODOS aportan: niños, jóvenes, adultos y ancianos, viviendo en condiciones increíbles, pero así es.
Los trabajadores de las maquiladoras con toda la problemática de tener
capataces o “foremen” (el ejemplo del coreano en Querétaro) que piensan que
llegaron a un país de conquista y así tratan a los trabajadores, que no protestan porque pierden su empleo. Los empleados de comercios chicos o
grandes, igualmente desprotegidos y mal
pagados; así sean “asociados” (de
frutas en la cajaaa cincoooo!). Los
empleados bancarios. Los ………… Incluyendo los burócratas que son un
mundo, porque alguien los debe emplear
así que muchos, aunque mal pagados y sólo deban poner un sello o pedir mchssss
copias y engraparlas, o le pidan: Regístrese en la libreta, con su número de boleta de quinto A, la hora exacta del Astronómico Nacional, a
quien va a ver y déjeme su credencial (perdón por la divagación, pero es increíble la sarta de sandeces que
oímos o vivimos cotidianamente). Las
empleadas domésticas son otro eslabón de una cadena enorme de zonas grises o de
la Dimensión Desconocida.
Podemos
seguir en la disquisición (por eso el título) pero no concluiríamos algo sano o
coherente. Espero que se puedan
reflexionar las menciones anteriores y buscar opciones de solución, creo que nuestra sociedad está dispersa y por
ello los responsables de las soluciones siguen haciendo lo que les viene en
gana.
Esto
evidencia que los trabajadores son la moneda de cambio y prescindibles o desechables, pero no importantes. En tanto no haya conciencia de las
necesidades reales del país en consolidar un Mercado Interno fuerte, sólido,
consecuente que tenga una masa laboral congruente, con formación académica
suficiente para atender a lo que demandan sus empleos, con puestos permanentes y bien pagados que
produzcan y consuman los bienes y servicios mexicanos y que puedan interactuar
con otros países en condiciones de igualdad sin que nos provoquen desbalances
económicos: compramos más de lo que
vendemos, esto sin caer en el
chovinismo sino en la lógica de lo que requerimos como sociedad y como
nación: de lo básico: alimentos:
maíz, leche, harina a lo lúdico:
elementos o artículos de entretenimiento; de lo tecnológico: teléfonos inteligentes o computadoras a culturales: libros, revistas, cine, teatro; de insumos industriales: maquinaria, equipos, instrumentos a insumos
educativos y de investigación: plantas
piloto, instrumentos de precisión, de
última generación; en fin, de
necesidades reales pero sin sacrificar lo que debiera ser dominio mexicano
(p.e. los alimentos, que no debe
sacrificarse la producción básica, las
compras serían complementos o producciones especiales).
Yo
no sé si los burócratas dorados saben cosas que nosotros ignoramos, pero me gustaría saber por qué México no
puede crecer y desarrollarse: Por los
políticos, incapaces y corruptos o
porqué somos un país menor?
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