Día de la Madre
Hoy en día, la celebración del día de la Madre presenta
algunos tintes comerciales y mercantiles,
en sus orígenes se realizaba con otra perspectiva, ya que la celebración más antigua del Día
de la Madre es mitológica. Empezó
en la Grecia antigua, por las festividades en honor a Rhea, la madre de los
Dioses Júpiter, Neptuno y Plutón.
A principios del siglo XVII
en Inglaterra se empezó a dedicar el cuarto domingo de la Cuaresma a
todas las madres operarias. En este día
ellas eran dispensadas de sus trabajos para que pudiesen quedar en casa con sus
hijos y sus madres. En este día
denominado "Domingo de la Madre", se daba el día libre a los
trabajadores domésticos y se preparaban pasteles (pastel de madre, mother´s
cake) para la celebración.
Aunque algunos colonos ingleses en América
conservaron la tradición del británico Domingo de las Madres, en Estados Unidos la primera celebración
pública del Día de la Madre se realizó en el otoño de 1872, en Boston, por
iniciativa de la escritora Julia Ward Howe (creadora del «Himno a la
república»). Organizó una gran manifestación pacífica y una celebración
religiosa, invitando a todas las madres de familia que resultaron víctimas de
la guerra por ceder a sus hijos para la milicia. A
partir de ahí, la lucha por honrar a las madres la tomó Anna Jarvis, en la
primavera de 1907, en una pequeña
ciudad Grafton) del Estado de Virginia Occidental. Acompañada por un grupo de amigas, Anna
empezó un movimiento para instituir un día en que todos los niños pudiesen
homenajear a sus madres. Esa lucha la
ayudó a salir de una profunda depresión debido al fallecimiento de su madre, y
en poco tiempo la celebración se extendió por todo el país haciendo que el
Presidente Wilson oficializara el Día de Madre como día de
fiesta nacional en 1914, siendo
celebrado cada segundo domingo del mes de mayo,
debido a que la primera celebración fue el 10 de mayo, muchas naciones la adoptaron como su fecha
del Día de las Madres. Con el tiempo,
otros muchos países, de distintas partes del mundo, se fueron sumando a la
celebración. Jarvis murió en 1948, a los
84 años de edad. Recibió tarjetas
conmemorativas de todo el mundo durante años, pero no llegó a sentir lo que era
ser Madre.
En México la maternidad se celebraba en algunas de las culturas que poblaron Mesoamérica antes de la llegada de los españoles. Los Mexicas, rendían culto a la madre de su dios Huitzilopochtli, la diosa Coyolxauhqui o Maztli, que era representada por la luna. La mitología cuenta que durante la creación del mundo fue muerta a manos de las estrellas, que celosas, le quitaron la vida para que no diera a luz a su hijo Huitzilopochtli, quien representaba al sol, sin embargo, éste sí pudo nacer, venciendo a las tinieblas. Los indígenas rendían especial tributo a esta diosa y dedicaron a ella hermosas esculturas en oro y plata, que no sólo revelan profundo sentido artístico sino la importancia tan grande que ellos concedían a la maternidad.
El más representativo de estos rituales era el
celebrado a mediados de la primavera, en el cerro del Tepeyac, con el fin de
honrar a la madre de los dioses, Tonantzin, cuyo nombre significa «nuestra
madre venerable».
Los festejos a la maternidad entre los aztecas
eran de carácter sacro. Peregrinar desde distintos puntos del antiguo México
para honrar a Tonantzin, era un acto de comunión cósmica y una ceremonia de
reconocimiento a la propia madre.
Tonantzin, «era “la Madrecita”, y tenía por mayor atributo la vida; ella la daba. De
allí su importancia y su fuerza más grande. Era el elemento vital de la sangre
y, por lo tanto, también la guerra y la muerte eran sus atributos». En las
fiestas se le invocaba como «madre de las divinidades, de los rostros y los
corazones humanos». Tonantzin aparecía muchas veces, según cuentan, como una
señora vestida elegantemente de blanco; de noche gritaba y pregonaba.
También cuentan que traía una cuna a cuestas,
como quien trae a su hijo en ella; iba al mercado y se acomodaba entre las
otras mujeres; más tarde desaparecía, abandonando la cuna por ahí. Cuando las
otras mujeres advertían la cuna estaba olvidada, se asomaban a ella y
encontraban un pedernal, con el cual se hacían sacrificios en su honor.
No todos los países celebran el día de Madre en el mismo
día. En la mayoría de países de Europa se homenajea las madres el Primer
Domingo de Mayo, y en países de Latinoamérica, la fecha también varía. En México por ejemplo, es el 10 de mayo. Los
mexicanos decidieron esta fecha gracias a la instancia del periodista Rafael
Alducín en el periódico "Excélsior" el 13 de abril de 1922. El 10 de mayo de aquél año se celebraba por
primera vez la fiesta. En Nicaragua,
por poner otro caso, se escogió el 30 de mayo, porque en dicha fecha era el cumpleaños de
Casimira Sacasa, madre de la esposa de
Anastasio Somoza, presidente entonces de este país en la década de los años
40. Por otro lado, en Argentina lo celebran
el tercer domingo de octubre. Lo importante no es la fecha y sin el
reconocimiento y el recuerdo al valor de todas las madres.
VN
Creo que todos los días debiesen ser Día de la
Madre. Las Mamás son la evidencia de
que Dios existe y nos quiere; las Mamás
son una prueba de amor incondicional;
nos quieren porque somos, sin
condición alguna. Un relato que escuché en mi niñez decía algo
como lo que sigue:
Una mamá zorra buscaba a su zorrito; preguntaba a quién encontraba: Disculpe señor ciervo, no ha visto a un zorrito? Preguntaba el ciervo: Cómo es el zorrito? Contestaba la mamá: Es de piel suave, esponjada, rojo,
con una punta blanca en su colita,
orejitas puntiagudas y paraditas,
ojitos brillantes y chispeantes,
naricita respingada, bigotitos
enhiestos, muy bonito! Respondió el ciervo: Bueno, yo vi uno, pero no era como el que
usted mencionó, Este estaba sucio, con el pelo apelmazado, los ojos opacos, la nariz sucia, seca y
chata, creo que le faltaba un diente, la
cola como una vara y caída, casi sin
bigotes, la orejas aplastadas! La mamá
le dijo de inmediato: Ése es mi zorrito;
a lo que el ciervo respondió:
Pero usted me describió otro zorrito diferente. A lo que la mamá contestó: Es que para una
mamá no hay hijos feos.
En efecto y a pesar de ser yo, mi Mamá me quiso y me formó con amor, a pesar
de en varias ocasiones probó que pudo estar como jardinera central con los
Yankees de Nueva York –un brazo como bazuca y una puntería de francotirador-
pero si lo merecía y, afortunadamente,
no había la ociosidad esa de los derechos humanos: las atizadas que recibí me reencausaron por
el camino correcto y no me volvieron en un ladrón, en un mentiroso, en un
traficante –de lo que sea-; igualmente
fue implacable como Terminator cuando me llevó a la Escuela y el primer día
lloré como Chaplin en El Chico (The Kid) y me aferraba a su vestido y no
cedió, sino que me entregó a las manos
de la profesora para iniciar un camino que no tiene fin: el
aprendizaje, algo de lo mucho que le
debo a mi hermosa Madre; todo lo
anterior y muchas cosas más me convirtieron en un hombre honesto, recto, trabajador, responsable; lo extraordinario, lo excepcional, lo
maravilloso es obra de ella y de los maestros de mi vida; las fallas, errores y deficiencias son
enteramente mías.
En la escuela,
lo más importante lo aprendí con la Maestra Tomasita, con dos libros fundamentales: El primero tiene que ver con TODAS las cosas
importantes de la vida y se llama MI MAMÁ ME AMA. El
segundo tiene que ver con las otras cosas complementarias como la higiene y las
matemáticas y la historia y la geografía y la música y el civismo y las
ciencias naturales y la literatura y Carlos Fuentes y su tocayo Monsiváis y Pasolini
y Flash Gordon e Ingmar Bergman y Gary Cooper y Johnny Weissmüller y Sandokan y Julio Verne y Victor Hugo (el de
a deveras) y Walter Scott y El Santo y el Cavernario Galindo y Gabriel Vargas y
Chanoc y Tarzán de los Monos –Kriga, Bundolo, Mata- y TinTan y todo lo demás
que falta, ah y se llama ESE OSO SE ASEA. Lo
demás fue complementario o colaborador para saber que hicierony como se escribe
el nombre de Krebs o de Lavoisier o de Einstein o de Bernoulli o de
Schröedinger y su gato y describir la reducción decimal en enlatado o los tiempos
de congelación; pero todo lo relevante
ya lo había estudiado en los dos libros mágicos bajo la supervisión de ……….. mi
Mamá.
Me quedé con algunas deudas con mi Mamá; lo que lamento enormemente pero no puedo
hacer algo para resolverlo y es un fardo que arrastro, seguramente hasta mi
momento.
Las
Mamás son extraordinarias y maravillosas.
Así que Gracias
a Dios por mi Mamá y Gracias Mamá.
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